La córnea es el tejido que se trasplanta con más frecuencia en el mundo, solo en Estados Unidos se realizan cerca de 30.000 procedimientos cada año.
El privilegio inmunológico de la córnea, dado que es una estructura avascular (no tiene vasos sanguíneos) ha permitido utilizar el trasplante en múltiples indicaciones con un mayor éxito que el trasplante de otros órganos o tejidos.
El procedimiento de trasplante de córnea más empleado es la queratoplastia penetrante, en el que se reemplaza un botón corneal de espesor completo, sin embargo, cada vez son más populares los trasplantes lamelares o de espesor parcial, en los que se reemplaza solo la porción anterior (DALK) o posterior (DMEK o DSAEK) de la córnea, los cuales permiten obtener un mejor resultado óptico, y disminuir el riesgo de rechazo.
En ocasiones, también es posible realizar autotrasplantes, es decir, obtener el tejido donante del mismo paciente. Estos se emplean cuando un paciente tiene un ojo funcionalmente no viable (por el cual no ve) que puede servir de donante de córnea para el ojo contralateral, o en casos en los que un paciente tenga una cicatriz corneal, en dónde puede indicarse una queratoplastia rotacional, es decir, se rota la córnea del mismo ojo en otra posición para dejar despejado el eje visual.
Otro avance que ha ganado popularidad es la asistencia del láser de femtosegundo, que permite realizar incisiones de mayor precisión y del espesor deseado, el cual se emplea especialmente en los procedimientos lamelares.
Consulta a tu oftalmólogo sobre las mejores opciones para ti, en caso de que se te haya indicado un trasplante de córnea, y acude a controles regulares si ya has recibido un trasplante.
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